Uno de los miembros de la familia Villanueva escribió
una singular historia: Benigno
Benjamín Villanueva (1815-1872) se llamó este
aventurero que siendo el General Villanokoff en el ejército
imperial ruso, falleció en combate en Afganistán.
Sobre él habla el General Paz en sus "Memorias".
Le dedicaron algunas páginas: Nicolás Granada y Wenceslao
Paunero. Pastor Obligado también lo evocó en su clásico
libro "Tradiciones Argentinas".
Hijo de Don Miguel Villanueva (nacido en Mendoza,
militar, tomó parte en la Reconquista de Buenos Aires luego
de las Invasiones Inglesas al frente del contingente de Cuyo. Se
incorporó al Regimiento de Granaderos a Caballo e intervino
en la campaña libertadora del Perú) y de Doña
Rafaela Lozada y Reyes.
Benigno nació en 1815 en el barrio de San
Nicolás de la ciudad de Buenos Aires. En abril de 1835, jugando
al billar en el Café de Los Catalanes, contiguo al teatro
Argentino y a la Iglesia de la Merced, surgió una disputa
con su contendiente ocasional por la posesión de un cigarro
de hoja. El incidente terminó trás el paredón
de la Merced. El porteño Villanueva, mató en duelo
criollo a su adversario y, en castigo, fue alistado como soldado
raso. En seguida es cabo, y en 1839 es ascendido a teniente de caballería.
Interviene en los combates de Chascomús y Arroyo del Medio,
y luego lo mandan a la Banda Oriental, a servir en las tropas de
Oríbe, en el sitio de Montevideo.
Apenas se le presenta la oportunidad, Benjamín
Villanueva se pasa a las filas unitarias. Se hace amigo de los oficiales
Bartolomé y Emilio Mitre, Emilio Conesa y otros. El general
Paz, que arriba a Montevideo evadido de Buenos Aires, lo designa
como uno de sus ayudantes cuando parte a Corrientes a formar su
ejército. El 28 de noviembre de 1841, Paz destroza en Caaguazú
a las tropas rosistas de Pascual Echagüe, gobernador de Entre
Ríos, y Villanueva participa en esa reñida batalla.
Villanueva abandona el ejércIto unitarIo
y emigra al Brasil. El ex presidente de México, general López
de Santa Anna, allí desterrado, lo contrata para enfrentar
la invasión norteamericana que busca adueñarse de
Nueva México y la Alta California. Villanueva pelea contra
los yanquis en México, en las batallas de Angostura, Sacramento,
Buenavista y Cerro Gordo (abril de 1847). En todas ellas, Santa
Anna, nombrado otra vez presidente, es derrotado. Y el 14 de setiembre
de ese año de 1847 la capital de México capitula ante
las tropas yanquis.
Villanueva abandona el ejército mexicano
y marcha a California donde en enero de 1848 el descubrimiento de
oro en el valle de Sacramento despierta una especie de locura colectiva.
Villanueva recuerda sus años de comerciante, junto a su padre,
y abre ura tienda de comestibles, amasando una pequeña fortuna,
hasta que su ansia aventurera lo lleva viajar rumbo a España.
Allí encuentra al poeta argentino Ventura
de la Vega, quien lo presenta al general Prim (célebre político
y militar español asesinado en Madrid en 1870), jefe del
partido progresista. Este lo incorpora como agregado en una misión
militar de observación en la guerra de Crimea que sostiene
Rusia con el imperio. El estallido en 1854 de la guerra ruso-turca
lo encuentra a Villanueva peleando en favor de los otomanos, ya
que el general Prim se había plegado a esas filas. Villanueva
integró entonces el ejército turco.
"En Crimea ya estaban combatiendo contra Rusia,
ejércitos de Francia, Turquía e Inglaterra y hasta
una división piamontesa. Pero no habían entrado en
acción los expedicionarios cuando Villanueva, considerando
que el enfrentamiento era desigual al batirse varias naciones contra
una, toma partido, con la resignada anuencia de Prim, por el bando
más débil, o sea el de los rusos", evoca Estanislao
Garay.
Trueca entonces el argentino su vacilante fez rojo
por el gorro de piel cosaco para iniciar su más brillante
etapa militar, y como teniente coronel del ejército zarista
-al frente de la caballería- lucha contra las hordas otomanas.
También cambia su apellido por el de Villanokoff. A la muerte
en combate del coronel Ponekkine, su jefe, nuevos cambios sobrevinieron
para Villanueva: hereda no sólo el grado de Ponekkine sino
también su bellísima esposa rusa, con la que se casa.
Villanueva-Villanokoff encabeza las tropas de vanguardia
y se convierte en general, siendo una de las primeras figuras del
ejército ruso. Muere en el Cáucaso en 1872, a los
57 años, en el levantamiento del Kan de Kiba.
Nuestra historia apenas si registra el nombre de
Benigno Benjamín Villanueva, pero en la de Rusia, Villanokoff
reluce como uno de sus más bravos generales que al frente
de sus escuadrones de caballería sobresalió en campañas
resonantes y legendarias.
Arbol
genealógico de Benigno Benjamín Villanueva
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